domingo, 14 de agosto de 2016

RÍO 2016. EL LADO OSCURO DE UNA FIESTA PARA POCOS





RÍO 2016. EL LADO OSCURO DE UNA FIESTA PARA POCOS
Héctor Zajac. Geógrafo UBA. Máster en Problemáticas Urbanas. UNY

Diario Perfil. 13 de agosto de 2016.

Como bregando abrirse paso en medio del frenesí deportivo el clamor de justicia de los habitantes de Villa Aeródromo no se oye, acaso por la algarabía que lo cubre en el sitio exacto donde metáfora y realidad se funden la Ciudad Olímpica se erige imponente y provocativa sobre sus relictos, sus sueños, sus proyectos. La gloria de lo que es, sobre la sombra de otra ciudad que pudo ser y nadie escucha.

Nada expresa mejor la exageración del discurso populista en torno a la movilidad social como la gentrificación, el proceso por el que las transformaciones urbanas en ambos gigantes sudamericanos generan cambios sociales en el espacio, su efecto ¿no deseado?; los desplazamientos directos. En Río, más de 800 familias padecieron- en vigencia del estado de derecho- una violencia que evocó la erradicación de villas de la Capital Federal, durante la última dictadura, también con un mega evento deportivo como pantalla. Si se suma el mundial, (y Sao Paulo), se judicializaron miles de reclamos por indemnizaciones que no cubren la mitad del valor de las propiedades. De modo más sutil pero implacable, hay desplazamientos indirectos, mediatizados por un progresivo aumento de la renta en barrios aledaños a las áreas transformadas, expulsiones de inquilinos de clase media, muchos de ellos arrebatados a la pobreza por el plan “Bolsa Familia”. Paradoja de un mismo modelo que da y quita a muchos, y solo da siempre a los mismos. Las inversiones del Estado nacional en vivienda se dirigieron principalmente hacia la integración de la favela como el plan “Morar Carioca”, en detrimento de la producción en gran escala de vivienda pública barata. Insuficiente para una nación tan enorme como su pobreza estructural, donde miles de expulsados rurales y urbanos engrosan las filas del MST (Trabajadores sin tierra). Ignorados por Temer e indignados con Lula y Dilma por haberles soltado la mano -tomando en cambio la del proletariado urbano- para pactar su supervivencia política con el poder feudal del interior, promotor latifundista de expulsiones masivas de aquellos con “penas propias, y vaquitas ajenas”.


Lejísimo de la fiesta olímpica, generaciones de sin tierra consagrados por denominación de origen a una diáspora política y geográfica por la más esquiva de las quimeras, son negados por la Tecnocracia del Planalto que se conforma con evitar la suma cero entre perjudicados y beneficiarios, avanzando con obras, toda vez que los últimos superan a los primeros. Un error de enfoque, que omite analizar la diferente naturaleza en el vínculo que existe entre unos y otros con el suelo, como morada excluyente en el caso de los desplazados o fuente de beneficio económico en el caso del estado, empresarios y comerciantes, por lo que el daño a los perjudicados por la transformación urbana siempre será mayor que el daño que sufrirían los potenciales beneficiarios de primar la negativa a la misma. Y aunque muchos trabajadores desplazados de barriadas pobres se beneficiaron con trabajo en los obradores, el empleo coyuntural y precarizado provisto no califica como beneficio permanente, mucho menos en un país en el que años de políticas sociales expansivas, no han conseguido mover el amperímetro en el acceso a la vivienda. Según la ONU el derecho al suelo fue violado en casi todos los casos donde hubo expropiaciones. El juego de culpas cruzadas, a la orden del día. El ejecutivo responsabiliza a las gestiones municipales y estaduales, la procuraduría pidió disculpas por los errores cometidos. Sumergido en la crisis política y el barro de una corrupción pringosa que salpica a todos, pero se pega más a quienes confundieron gobierno con Estado- ecos que redundan amplificados de éste lado del Uruguay-  casi un país entero preocupado por alejar la caja de obra pública y subsidios del 5to PBI del mundo del alcance de rufianes públicos y privados, se interpela por las ventajas de un show caro, cuya factura no pagarán los empresarios ni los especuladores inmobiliarios.


Agradecemos al geógrafo Héctor Zajac su contribución para Geoperspectivas.


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